martes, 5 de agosto de 2008

EL PLIEGUE DE TU FALDA


Yo tengo una madre que es un tesoro, mi tesoro. Quererla es fácil, porque hace que lo sea, y por eso en mi casa nos lo decimos continuamente. Tengo suerte lo sé. Mi madre es dulce, buena persona, generosa, comprensiva, y siempre da alas a las locuras que se me pasan por la cabeza aunque eso si, tratando de recordarme siempre cual es mi sitio y donde se encuentra el suelo. Es dificil no quererla. Tiene sus cosas como todos, y por supuesto algunos ratos desquicia al más calmado, pero que puedo decir, es mi madre y la quiero. Hoy el poema va dedicado a ella:


EL PLIEGUE DE TU FALDA

Déjame guardar mis trastos
en el pliegue de tu falda
donde guardaba de niña
los amores que me dabas

Déjame que tus abrazos
me devuelvan a la casa
que encerraba los secretos
de los cuentos y las hadas

Déjame, ahora que duelen
las mentiras que me engañan,
déjame que en tu regazo
puedan hoy curar mis llagas.

Déjame que vuelva siempre
a las manos que curaban
a los besos que cubrían
este rostro de esperanzas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

sencillez y ritmo, precioso