RODOLFO SERRANO, ESE SEÑOR

Hasta hace no mucho, sobre todo por los años que una tiene, Rodolfo Serrano no era más que el padre de la banda sonora de mi vida (por muy a topicazo y cursi que esto suene), es decir, el señor padre de Ismael Serrano. Pero hace unos meses, no más de un año, a través de la página Web de Ismael, descubrí un blog maravilloso http://rodolfoserrano.blogspot.com/ en el que encontré reflexiones con las que sentirme identificada y versos que respirar y hacer míos.

Ayer hablaba con una buena amiga de lo poco que la gente lee y compra poesía, y yo creo que tiene mucho que ver, además de con el poco esfuerzo de muchas de las editoriales, con el hecho de que vivimos en un mundo en el que la gente no tiene tiempo de saborear palabras, de respirar versos y hacer que una frase se convierta en toda una novela. Es más fácil consumir cierto tipo de historias (sin querer desmerecer otros estilos, por supuesto) que cuentan algo rápido, con un comienzo, nudo y desenlace, sobre todo aquellos que no exigen mucho esfuerzo por parte del lector (que para que engañarnos, son los libros que mayoritariamente se consumen). Un lector que tan solo quiere que se le expongan unos hechos y unos resultados, como quien se sienta en un restaurante a que le sirvan el menú de turno (que por supuesto puede ser una simple hamburguesa o un plato de gourmet) y que una vez terminado el almuerzo tan solo desea que le retiren el plato para que su pensamiento pueda vagar por otros rincones, o como mucho guardarlo como un buen recuerdo en la memoria.

Esto no ocurre con la poesía. Los poemas se te atragantan muchas veces y se hacen tuyos, son obsesiones que pasean una y otra vez por tu cabeza, palabras que navegan por tus adentros como si de una lapa que se hace dueña de tu mundo se tratasen. Eso mismo ocurrió ayer con el nuevo libro de poemas del señor Rodolfo Serrano "AL OESTE NO HAY APACHES". No quiero romper la magia que supone leer un poema por primera vez, pero lo que si puedo hacer es invitaros a que hagáis vuestros sus poemas, que os compréis el libro y dejéis que sus palabras sean compañía por un rato. Yo ya lo hice.

Un placer igualmente poder escuchar las voces de Pablo Guerrero, Ismael Serrano y Joaquín Perez Azaústre acompañando al autor, leyendo sus poemas. Pocas palabras me quedan por compartir con vosotros, salvo la suerte que tiene una a veces de vivir donde vive y poder compartir una tarde de martes con semejante compañías. Os dejo unos versos para que podáis degustarlos tal y como hice yo ayer, tan solo el comienzo de uno de sus poemas, insisto, para no romper la magia de leer por primera vez un texto, y ojala algún día, una que sueña con juntar palabras, pueda escribir a la altura de la suela del zapato de este hombre.


TESTAMENTO

Te dejo, yo qué sé
el fracaso más tierno
la idea de no verte
ese pequeño espejo
donde te amé durante
más de cuarenta años.