Las vacaciones me han encontrado dividiendo mi tiempo entre paseos, comidas con la familia, algo de broncearme en la playa y un poquito de estudiar. Que le vamos a hacer. Ya suponía yo la locura en la que me metía al ponerme a estudiar filología hispánica, y entre ellas se incluía, claro está, los eternos exámenes de Septiembre.
El caso es que la asignatura que estoy estudiando, para alegría de mi tiempo libre, es Lingüística. Aunque, he de reconocer, a pesar de mis prejuicios que es bastante más interesante de lo que en un primer momento prometía. El caso es que al ponerme con los apuntes leí un concepto que me resultó de suma importancia, no tanto por el concepto teórico en sí sino por las connotaciones éticas del mismo.
Un principio básico del que hay que partir al abordar la asignatura es que de la comunicación nace el lenguaje y no al revés.Es decir, la lengua es la consecuencia de la comunicación .
Me pareció una maravilla leer esto entre mis apuntes, porque si lo pensamos bien, muchas veces, de nuestra diferentes lenguas y las concepciones culturales asociadas a las mismas, nace con frecuencia la incomunicación, en mayor medida que el deseo imperioso y sobre todo necesario que existe entre todos de comunicarnos.
La comunicación es la base más importante que rige el mundo en que vivimos, transmitir nuestros valores, nuestras ideas,nuestra cultura como emisores y esperar que la comunicación llegue a través de canal, sin ruido, en un mensaje que nuestro receptor pueda descodificar y entender. Y no me estoy refiriendo con esto a un lenguaje universal y único. De hecho creo que las diferentes lenguas han dado lugar a un impresionante amalgama de culturas que nos enriquecen a todos. Me estoy refiriendo a intentar eliminar el mayor número de barreras posible, de forma que la comunicación pueda ser efectiva y satisfactoria.
Algo tan básico y humano como saber entenderse, como primar la comunicación entre todos y no hacer un alarde de lo nuestro como si fuera lo único que vale la pena.
Ayer paseando por el precioso paseo marítimo de mi pueblo, Getxo en la costa Vizcaína, vi una de las habituales pegatinas de campañas pro euskera (euskeraz hobeto, en euskera mejor) y pensé, por supuesto, mucho mejor reivindicar un idioma hermoso, y la cultura en la que ese idioma nace, pero no para dividir o aislar, sino para poder enseñar a los que no lo conocen lo hermoso que puede ser.
1 comentario:
Me hiciste acordar a mi cátedra de Psicología. Yo estudio Comunicación, dicho sea de paso.. jajaja, y mi profesor ha hablado horas y horas acerca de lo que vos planteás hoy.
Te djeo un beso!
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