martes, 27 de enero de 2009

LlueVeN VeRSoS


Ya son tres días los que llevan sin parar de llover. Ella mira por la ventana dejandose mecer al mismo ritmo que los arboles que bailan en la calle, al son de ese viento que tampoco ha parado de soplar desde los mismos tres días. Quizás solo lleve 1 minuto o quizás una hora mirando a la ventana, pero prefiere eso a enfrentarse a la pantalla en blanco del ordenador.

La decisión que tiene que tomar es importante. Lleva días intentando no pensar mucho en ello, pero ha llegado el momento, ya no puede postergarlo más. La pantalla en blanco es como una amenaza certera de que haga lo que haga, escriba lo escriba nada volverá a ser como fue.

Piensa en no hace tanto tiempo, cuando todo era distinto, cuando la esperanza y la ilusión iluminaron su vida, entonces todo parecía que iba a salir bién, aunque ese maldito miedo no dejará de habitar su vida. El miedo, siempre el miedo.

Pero ahora estabamos en crisis, eso decian todos, y claro en crisis hay cosas que hay que hacer aunque no gusten, pero como hacerlo, como arrancar de cuajo una vida. Es tu cabeza o la suya le habían dicho, pero la suya era la cabeza de un amigo, de un gran amigo.

Miró de nuevo la pantalla y escribió:

"Yo, menganita de tal, presento mi dimisión irrevocable de esta empresa a fecha tal del mes tal del año infame"

Al final no fue tan dificil. Nadie lo entendería, seguramente tampoco su amigo, su gran amigo, pero al menos esta noche podría dormir sin dejar de pensar quien sería el siguiente, que sería lo siguiente.

Volvió a mirar la pantalla, mientras afuera seguian cayendo esa lluvia que no dejaba de bañar su ventana desde hace tres días, y sus dedos empezaron a bailar sobre el teclado, a escribir esos versos que hacía semanas no conseguía plasmar, todo empezó a tener mas sentido mientras los versos caía en su ordenador.

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