martes, 26 de mayo de 2009

El dicil acto de quererme


Miro en el espejo esos pequeños ojos azules que cada día me dicen de que color se va a pintar la jornada. Hoy parecen un poco más tristes, aunque no le doy importancia, sé perfectamente cual es la explicación. Hoy no es uno de esos días en los que las ganas de comerme el mundo alimentan mi sonrisa. Tampoco es uno de esos días en los que parece que pueda con todo. Hoy no.

Abro el armario buscando los colores más oscuros, la ropa menos ceñida, la más discreta y espero que me ayuden poco a poco a hacerme invisible. Hoy necesito pasar como un fantasma que desaparece ante la vista del resto.
Pero la realidad hace del día una bofetada, la ropa no es una capa de invisibilidad, y mientras me veo reflejada en los escaparates del camino voy notando como mi cuerpo se agranda, como la ropa que creía discreta ahora me ciñe la cintura, marcando aun más si cabe lo que quería ocultar. No sé como expresarlo, pero a menudo siento que nunca llevo la ropa adecuada. Es como si los demás fueran a un baile disfrazados de sirena con trajes hermosos de corales y en cambio mi atuendo fuera el de una elefantito, gracioso quizás, pero nada que ver con los bellos colores del resto de invitados.

Y aquí vuelve la realidad de nuevo,en el espejo del ascensor que me acerca al anden del metro. Esta vez no es tan solo un reflejo, eso que el espejo muestra soy yo. Este cuerpo que no quiero, esos ojos que me miran y preguntan que es lo que estoy haciendo con mi vida.

Quizás no sea este el rincón en el que una debería expresar sus dudas, quizás sea demasiado público, demasiado expuesto, pero hoy no tengo ganas de otra cosa más que abrazar a la chica de ojos azules que me mira en los espejos, y aprender de una vez por todas cuanto importa ese difícil acto de quererme.

3 comentarios:

Sara dijo...

Si hoy no tienes ganas de mirarte al espejo, no lo hagas. No le des más vueltas, no merece la pena, porque pasará, tardará más o menos, pero pasará. Y esa sensación volverá más adelante, pero no te vas a complicar pensando en el mañana...

Y bueno, si tienes la sensación de no saber que estás haciendo con tu vida, puedes mirarte en mi espejo: 34 años, sin amigos, sin amantes, sin trabajo, con una hipoteca de un piso vacío y sin fúturo, y con miedo de que me llamen de la última entrevista de trabajo porque pienso que no valdría ni para un trabajo de archivo...

Mañana será mejor, un abrazo,

Mar Goizueta dijo...

May, me dan ganas de darte una bofetada, así de radical. No te voy a decir cuánto vales porque si eres un poco lista (y aún tengo la esperanza de que lo seas) te dejarás de idioteces y aprenderás a valorarte..... AGGGG como me enfadas :(

PD: Si me he pasado, no me arrepiento lo más mínimo... GRGRGR sigo enfadada

Constanza Nivón dijo...

mayy!
ánimo! no te des por vencida... sé que decirlo suena mil veces más fácil que hacerlo, pero ámate, cada milimetro de tu piel, cada gramito que te has ganado comiendo rico, cada cabello, cada sonrisa... que si tu te sientes bien, éstes como éstes, eso es lo que importa, eso es lo que proyectas! =D