miércoles, 2 de septiembre de 2009

Perdida en un libro


Los pies se arrastran por el pasillo, alejándose del ruido, hacia ese rincón en el que apenas nadie deja asomar su sombra. Estira la mano, con cuidado, como si al moverse fuera a romper el equilibrio que mantiene aquel espacio por encima del infinito.

Los dedos se pasean con cuidado por encima del lomo, acariciando las páginas como si de la joya de la familia se tratara. Mira hacia atrás, en la sección de bestsellers la gente se pelea por conseguir el último hit, ese que te da caché tan solo por pasearlo por los vagones del metro. Lo mira con cierto desden. Quizás sea bueno, piensa, pero yo no quiero lo que todos.

A lo lejos dejan de sonar murmullos, voces, gritos, pasos. El día se hace noche mientras los pasillos se van vaciando, y ya solo quedan sus manos y el negro sobre blanco del libro que acaricia.

-Señorita, vamos a cerrar. ¿si quiere comprarlo, la caja esta en la primera planta?
-Gracias, pero creo que volveré mañana

El chico la mira alejarse y piensa pobre chica sola. Ella se aleja sin volver la vista atrás. Ya me siente menos sola, piensa.

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