A veces los días se llenan de malos augurios, terrible presagios. Una hace lo imposible por abrir los ojos y esperar que pase la tormenta pero nada es tan fácil. Las nubes oscuras siguen oscureciendo el día y apenas se vislumbra a lo lejos una pequeña luz tiritando.
A veces las noticias, nimias, esas que solo a mi importan, se dedican a ocupar todo, y parte de, lo que vives. Por más que intentas huir, sonreír, disfrutar, nada parece fácil y a ratos te acabas por convertir en ese mueble dolorido que estorba en todas partes. Cuando vivir duele es muy difícil fingir con maestría y la gente lo sabe, y por ese ven en tu rostro el reflejo de ese dolor que no quieren tener que ver.
A veces lo único que pasa es la vida. Y la vida, a veces alegre y jovial, es también a veces ese puñal que se clava, que duele. A veces solo nos queda esa pequeña esperanza de esperar que pase la tormenta, que amaine y escampe y salga el sol, aunque ya nada nunca vuelva a ser lo mismo.
1 comentario:
Yo quiere creer que la tormenta un día pasará, aunque a veces también me quedan pocas esperanzas.
Al menos me quedan los sueños. Ojala a ti también,
Besos
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