lunes, 8 de agosto de 2011

La vista fija


Las calles se deshacían mientras trataba de mantener la vista fija. Hacia tanto calor que a lo lejos creyó ver un helado gigante que le llamaba como el canto de una sirena directa hacia el abismo. Seguía manteniendo la vista en ese mar de sinsentidos que es una calle a las 3 de la tarde de un misero 7 de agosto. Nadie paseaba sus piernas por la dureza de aquel verano que a golpe de calor se había llevado las ganas de sentir de la mayoría de los ciudadanos de aquel pueblo. La vista seguía fija cuando el coche cruzó la calle, no vió nada, pero estaba segura de que era él.

No quiso seguir mirando, giró la cabeza ocultando el rubor de sus mejillas mientras atravesaba el portal de su casa, camino del fresco aire acondicionado de su habitación

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen relato, deja ganas de seguir leyendo...

Buenísima foto...

Me alegro de volver a leerte May...

Besos