martes, 7 de agosto de 2012

AUTORRETRATO

Hace tiempo tuve que escribir este autorretrato para una taller de escritura y quizás por casualidad me lo he vuelto a encontrar. No sé si me sigo encontrando en sus lineas o habla de otra que fui, pero esa fui yo una vez...


Cuando alguien te pregunta cuéntame algo de ti es justo ese momento en el que te bloqueas y piensas, que digo, que soy maja claro, lista, bueno sí, pero no de esas repelentes sino de las espabiladillas. Luego piensas sobre lo físico y nos sabes que contar, me centro mejor en de los ojos azules o les hablo de los kilos, pero no, mejor no, mejor mantener el misterio.

Cuesta esto de hablar de una misma, aunque seguro que mi hermana no piensa lo mismo, cuando discutimos suele decirme que solo pienso en mi.

A veces es más sencillo decir lo que no eres. Pero bueno supongo que no es eso de lo que va este ejercicio así que ahí va.

Soy una groupie de las letras que nació hace ya algunos años en Bilbao. Y eso es raro porque mi madre es una gallega que se pasó la vida de un lado para otro, primero para poder estudiar, y después por el trabajo de mi abuelo (capataz de obra publica), y mi padre un salmantino que quedó huérfano (que no solo porque tienen un monton de hermanos) bastante jovencito, y para buscarse las castañas se fue a buscar trabajo a Bilbao después de conocer a un compañero de la mili que le animó. Y allí se encontraron los dos, dos jóvenes que compartían piso (pisos distintos que aquella era otra época) pero que decidieron tener uno de esos noviazgos a la antigua, uno de esos que duraban unos años en los que poder conocerse. Tardaron cuatro años en casarse y ni un año después nací yo. Un 22 de marzo, porque sé que no lo he dicho pero tenéis que saber que soy Aries. Pensareis que esto no tiene ninguna importancia pero os equivocáis. Soy Aries, y por eso soy cabezota, soñadora, idealista, guerrera, empiezo cien millones de proyectos, nunca estoy satisfecha y siempre quiero más. Y peor aún, tengo ascendiente acuario (vale si lo reconozco, soy de esas que se ha hecho la carta astral y así escrito veo lo ridículo que suena). Bueno pues ese ascendiente acuario hace que mi vinculación con las artes, con la literatura, la música, el teatro o la pintura sea muy fuerte, tanto que me pregunto a menudo que hago trabajando en un banco, pero eso es otra historia.

Lo de Bilbao, aunque no he insistido antes también es importante, y lo es porque soy de las que cumple el tópico con patas con una fidelidad casi absoluta. Por ser de Bilbao es que soy del Athletic de Bilbao (equipo de futbol) aunque esto es porque no tuve mas remedio, cuando no levantaba un palmo del suelo aquel equipo rojiblanco ganó la liga y la copa y en una barcaza (gabarra que llamamos por ahí) bajaron por la ria entre gritos y banderas, y allí estaba yo. También por ser de Bilbao soy una exagerada, porque en Bilbao no llueve jarrea, porque las cosas no son grandes o bonitas sino supergrandes y superbonitas. También sé que soy de Bilbao porque puedo, pero bueno ese es otro cantar.

Lo de groupie de las letras también quiero explicarlo. Cuando era pequeña, y con esto quiero decir muy pequeña tan sólo 4 años, mi padre decidió que tenía que aprender a leer. Os prometo que en aquel momento fue una verdadera tortura, la verdad es que mi padre mucha paciencia el hombre no tiene ni tenía, pero si mucho empeño, así que con 5 años yo ya había aprendido a mucho mas que juntar letras como el resto de mis amigos. En el colegio no lo agradecieron demasiado, la verdad, porque como me aburría me dedicaba a hablar con todos mis compañeros, y claro, les entretenía y no les dejaba aprender, y ellos a diferencia de mí no tenían la suerte de tener a un padre empeñado, así que me volví una niña tostón (esto no me lo dijeron, pero me lo imagino). Por todo esto de la lectora precoz he de decir que soy de las que me salté la fase de Teo va al circo, y pasé directamente a fase de leer a los Hollister y los Cinco, cuando mis compañeros no habían empezado ni con los cuentos (esto suena un poco pedante, lo sé, será por lo de ser Aries seguramente).

Igual que empecé a bocajarro con la lectura de los libros, parecido fue con lo de escribir. Mis padres todavía guardan una historia que escribí sobre un niño detective sin comas ni signos de puntuación. Y lo mismo pasó con los poemas que poco tardaron en llegar. Y con ellos algunos concursos escolares. Era de esas niñas que cuando el profesor mandaba una redacción sonreía para mi pensando en como empezaría la historia.

Y así desde entonces, llena de libros, poemas, cuentos, proyectos de novelas que nunca termino de escribir y de poemarios a medio corregir con la idea fija de algún día intentar publicarlos he continuado apegada a este mundo de la literatura, aunque también con esa inseguridad constante de preguntarte si lo que escribes merecerá la pena.

Quizás no lo merezca más que para mi y ese circulo de familiares y amigos que tienen palabras amables para regalar, pero al menos si que considero lo que escribo necesario, si no contara con esos cuentos, con mis versos, con mis frases anotadas en moleskines o en reversos de sobres, no creo que podría respirar. Siempre los he visto como mi balsa de salvamento (lugar común, lo sé), como mi whisky doble.

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