Una acaba harta
de ver esas comedias románticas americanas cuya único mérito consiste en reunir
a dos protagonistas guapos que tras penurias y estupideces, beso al canto,
sellan un happyendingforever, así sin más, sin demasiado de lo que sentirse
orgullosos salvo honrosas excepciones (lo cual no quiere decir que como guilty
pleasures una los siga valorando). Quizás por eso se agradece que de vez en
cuando haya algún director de cine dispuesto a considerar que las historias de
amor pueden ser inteligente, con diálogos reales, sin clichés ni cuerpos
esculturales, con esa maravillosa sensación de que el amor es algo que nos hace
mejores, no más tontos aunque tampoco más listos.
Este fin de
semana, faringitis mediante, pude disfrutar de dos de esas películas que te reconcilian
con ese manido género que es el de las comedias románticas. La primera de ellas
se trata de la preciosa, dulce y optimista “Una cuestión de tiempo” (About time
en el titulo original) del director de Richard Curtis (también conocido por el
guion de cuatro bodas y un funeral o la divina love actually). No es una
comedia de grandes malentendidos ni grandes pasiones, el protagonista se trata
de ese vecino adorable del que acabas enamorándote por ese encanto natural e
incluso torpe que destila, ese estilo tan real como la vida misma, si no fuera
por el don familiar que se trasmite en la rama masculina de la familia que les
permite volver atrás el tiempo.
Tim, el pelirrojo
protagonista, decide invertir su don en el más loable de los fines, en
encontrar el amor, pero no de esa forma cursi y pastelona a la que tanto nos
tienen acostumbrados las peliculas americanas. Es simplemente una buena persona
tratando de impresionar a una chica. Nada más, nada menos. Alrededor de Tim
orbitan una serie de personajes maravillosos que de peculiares se hacen
cotidianos, imposible no querer a ese padre en estado de gracia, a Mary
(personaje interpretado por Rachel Mcadams) y el universo extravagante pero
amable que rodea toda la película. Sientes sus sonrisas igual que sientes los
fallos humanos (aunque aquí exista a veces el don de la reparación), como también
inevitablemente sientes las perdidas. Vamos, toda una delicia para los sentidos.
La segunda película
que ha ocupado mi tiempo este fin de semana ha sido “Barcela nit d’estiu”
(Barcelona, noche de verano) de Dani de la Orden. Ya solo la intro de la misma te regala una
sonrisa y unas ganas de desear que el amor triunfe también para el director. La
película son varias historias, algunas mejores que otras, aunque quizás sea más
por la sensibilidad con la que se cuentan, como la historia de Jordi el nuevo
fichaje del barÇa o el reencuentro de Roser con su antiguo novio, que por la
calidad de las mismas. Aunque a mí la que más me ha llegado ha sido la historia
de Joan (interpretado por el cantautor Joan Dausa, al que desconocía y del que
me he enamorado) y su amor im/posible con su amiga Judit. De verdad, esas
miradas, esa forma de ver trenes que pasan y no saber si se subirán o no, sin
duda no tiene precio. (esta historia esta basado en una cancion del propio Joan
Dausa que ademas interpreta al protagonista de la historia que os dejo abajo)
Gracias a Dani de
La orden y Richard Curtis por regalarme la oportunidad de soñar y ser mas feliz
al menos un buen rato.
1 comentario:
hace mucho que quiero ver la de Una cuestión de tiempo, me animas a ello. Besitos!
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