domingo, 10 de junio de 2007

Tienes un email

Hoy, tras un mas que interesante intercambio electronico, tu ya sabes de que estoy hablando, me he dado cuenta del placer que supone recibir un mail, no una de esas cadenas, que si bien son divertidisimas y llena tus ratos vacios, no son mas que pasatiempos. Me refiero a esos mails, a veces eternos entre respuesta y respuesta, en los que aprovechamos para dejarnos un poco el alma, a menudo, confensando cosas que nos negariamos a pronunciar, o simplemente ordenando ideas que una vez plasmadas en la pantallas reconoces como tus grandes verdades.
Siempre he sido una entregada de las secuencias epistolarias, guardo cartas que intercambiaba, sobre todo con mi prima, desde muy pequeña, y con esto quiero decir tan pequeña que apenas sabia juntar letras para formar palabras y frases, lastima que el movil sustituyera aquellas primeras confesiones por llamadas, eternas sí, pero que una vez colgadas se convierten en palabras que el tiempo no duda en abandonar. Asi que tengo que confesarme devota de los mails eternos. Saboreó con el mismo el placer que el caramelo que recibe un niño, los mails llenos de confesiones, cariño o literatura. Los mails que se convierten en pequeños tesoros que a veces disfruto releyendo. Muchos de esos mails se han acabado por convertir en grandes recuerdos, algunos tristemente, porque el remitente y destinatario ha acabado por desaparecer de mi vida, pero nada tan cierto como la vida misma.
Solo espero que mi buzon de entrada siga diciendo con frecuencia eso de tienes un mail, porque a dia de hoy, recibir estos mails se convierte en parte de mis pequeñas alegrias diarias, de mis pequeños tesoros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya sabes que a mí también me ha encantado el intercambio. Yo también guardo cartas, sobre todo las que me escribía con una amiga de madrid antes de tener internet, unos dos años y pico duró nuestra correspondencia.

Son todo un tesoro. besitos!

Dani † dijo...

Me encanta eso de escribir cartas, y esperar a recibirlas y que, de repente, cuando ya te habías olvidado de mirar el buzón cada día, aparezca esa carta que tanto habías esperado. Me escribo con una argentina que conocí en Italia (cosas que pasan), poco a poco dejamos de hacerlo seguido, pero de vez en cuando todavía nos escribimos, si no una carta, un mail.

Sigue escribiendo, llegará la respuesta!