jueves, 16 de julio de 2009

21 gramos




El camino se gira nada más empezarlo
un paso, otro paso,
al horizonte una sombra
quizás algún ermitaño,
un paso, otro paso,
y seguimos caminando.

A mitad de nuestra senda,
uno tras otro los pasos,
una muchacha nos mira
pasar junto a su rebaño
y seguimos hacia el frente
siempre un paso y mas pasos,
con el sudor en la mente
y la memoria incrustada
en los surcos del zapato.

Un paso, y otro paso,
el camino va cambiando,
antes sendero tranquilo,
ahora montaña y errado,
ya solo nos mira, esperando
entre rocas y peñascos
los ojos oteantes
de un halcón centenario.

Arriba, que ya no de frente
la cima de nuestros pasos,
apenas un pie y una mano.
El aliento que se escapa
nuestro pecho enarbolado
dejando escapar en resuello
nuestro alma, 21 gramos.
Una última parada,
una vuelta hacia el pasado,
donde dejamos el polvo
del camino que pisamos.

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