miércoles, 8 de julio de 2009

Eva, primera mujer

Ser la primera mujer no es nada fácil. Nací de una costilla de un hombre llamado Adan que vive aquí conmigo, en este lugar que se llama Paraiso, donde somos felices aunque a veces me pregunto si somos libres.

Adan me mira con cara extraña cada vez que menciono la palabra libertad, dice que son tonterias, que no me meta en problemas, que aqui todo es fácil, tenemos comida, abrigo y todo lo que nos hace falta, que no importa nada más que eso y estar juntos.

El problema es que yo quiero saber. Me pregunto si habrá algun problema en querer saber más, en descubrir las respuestas a tantas preguntas que se acumulan en mi cabeza. Como esa que la serpiente no deja de recordarme. ¿Por que no podemos comer la fruta del árbol prohibido? ¿Por que justo esa no, cuando hay tantos otros frutos de los que disponemos en abundancia?

Y ya no puedo dormir. Quizás eso sea parte de la libertad, llenarme la cabeza de preguntas y tener la posibilidad de encontrar la respuesta. Mañana comeré del fruto sólo para saber. Porque no puede ser que el saber niegue la felicidad, porque yo soy infeliz sin saber, pensando que alguien me oculta que existen más maravillas que estas pocas que mis ojos ven.

Adan duerme tranquilo, mientras mis labios ya sueñan con ese fruto prohibido. Mañana todo será distinto, sabré algo más y eso me hará más libre. Acaso alguien puede creer que el conocimiento no nos hace más libres...

2 comentarios:

Pablo dijo...

Me ha encantado.

Ya echaba de menos yo algun relatillo.

Que tal las vacaciones?

Álvaro Dorian Gray dijo...

Buscar las respuestas nos hace mas libres...
saludos y salud